Aproximadamente
a las seis de la mañana, se iniciaron los combates
en
Vigía del Fuerte entre los paramilitares y la
guerrilla, concentrándose posteriormente en
Bellavista. Por ese motivo, los habitantes
comenzaron a refugiarse en la Iglesia, en la casa
cural y en la casa de las Misioneras Agustinas.
Durante
los enfrentamientos, que continuaron todo el día y
parte de la noche, la población albergada en los
refugios ascendió a un número aproximado de 500
personas. Al día siguiente se reiniciaron los
combates temprano. Las FARC-EP mantenían su posición
en el Barrio Pueblo Nuevo, en la periferia
norte del casco urbano. Los paramilitares
continuaban ubicados alrededor del área central de
Bellavista, protegiéndose entre los edificios y,
particularmente, en el anillo de cemento situado
frente a la Iglesia, a la casa cural y a la casa de
las Misioneras. Otro grupo paramilitar se encontraba
en el patio que separa el colegio, la escuela y la
Iglesia.
Una de
las pipetas lanzadas por la guerrilla estalló al
atravesar el techo de la iglesia e impactar en el
altar de la Iglesia. La explosión causó entre 74 y
119 muertos y alrededor 98 heridos, un porcentaje
significativo de ellos menores de edad y todos ellos
civiles no combatientes. Como consecuencia los
supervivientes de la masacre escaparon del recinto
para internarse en el área rural unos o atravesando
el fuego cruzado con banderas blancas y
reivindicando su condición de población civil otros,
guiados por los sacerdotes. De esa manera lograron
acercarse a las embarcaciones, cruzar el río y
arribar a
Vigía del Fuerte.
Fuente:
memoriaydignidad.org/memoriaydignidad/index.php/casos-emblematicos/141-masacres-1980-a-2010/653-bojaya
SECUENCIA HISTÓRICA
El
bloque 58 del grupo guerrillero Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia(FARCP-EP)
lanzaron un "cilindro bomba" o "pipeta" sobre
el techo de una iglesia llena de personas asustas
por el conflicto, el 2 de mayo de 2002.
El suceso tuvo lugar en el marco de los
enfrentamientos armados que en ese mismo pueblo se
desarrollaron entre las FARC-EP y los paramilitares
de las AUC, ambas empeñadas en mantener el control
de la zona y el acceso al río Atrato.
Trasfondo
Como ya venía advirtiendo el gobierno colombiano,
"La confrontación armada entre la guerrilla y las
autodefensas ilegales es muy violenta en la región
porque hay intereses económicos y estratégicos en
juego: entre otros el tráfico de drogas, la conexión
interoceánica, el desarrollo de megaproyectos como
el de la carretera Panamericana, y la cercanía de
los puertos y de las
centrales hidroeléctricas. La región representa
además ventajas para estos grupos por constituir una
vía para el ingreso de armas
y pertrechos desde Centroamérica y por ofrecer rutas
favorables para el narcotráfico"
Antecedentes
El 21 de abril de 2002,
en torno a 7 embarcaciones que transportaban un
total aproximado de 250 paramilitares de la AUC
atravesaron diversos puestos de la fuerza pública
colombiana (Punta Turbo, entrada y salida de
Riosucio) sin que se registraran incidentes ni
detenciones y arribaron a Bellavista, cabecera
municipal de
Bojayá, y
Vigía del Fuerte, provenientes de
Turbo.
Los paramilitares se establecieron en los cascos
urbanos en donde requisaron y amenazaron a la
población, mientras las FARC-EP que controlaban
hasta entonces la zona, permanecieron en el área
rural. La población de Bellavista solicitó a los
paramilitares que se retiraran del casco urbano,
como en su momento lo hicieron con la guerrilla, con
el objetivo de mantener a la población civil alejada
del conflicto. Las AUC se negaron a ello.
Para el día 23 ya se habían cursado alertas a
las autoridades por parte de la Oficina en Colombia
del Alto Comisionado de Naciones Unidas expresando
su preocupación por la incursión de grupos
paramilitares en las localidades de Bocas de
Curvaradó, Vigía del Fuerte y Bellavista y
sus posibles consecuencias para las poblaciones allí
asentadas.
Una alerta temprana emitida por la Defensoría del
Pueblo, el 24 de abril de 2002, ocho días
antes de los hechos, fue dirigida al ministerio de
Defensa, a la Policía y al Ejército Nacional, por
una inminente incursión paramilitar en el
corregimiento Bellavista de
Bojayá. En dicha alerta la Defensoría
solicitaba se adoptarán medidas para que otorguen
una “directa atención a los sucesos que en forma
reiterada alteran la tranquilidad en las poblaciones
chocoanas, donde la mayoría de sus habitantes son
indígenas, campesinos y comunidades negras que viven
el enfrentamiento entre todos los grupos armados al
margen de la ley". No obstante lo anterior no parece
que se hayan tomado medidas efectivas para evitar
que la situación en la zona desembocara en una
confrontación militar con grave peligro para la
población civil.
La situación de los habitantes, difícil de por sí
con el establecimiento de los dos contingentes
armados (uno en el casco urbano y otro en las
inmediaciones), se complicó aún más a nivel
alimentario cuando el 25 de abril las FARC-EP
interceptaron en Boca de Arquía la
embarcación de la ACIA (Asociación Campesina
Integral del Atrato) que transportaba los insumos
para abastecer las tiendas comunitarias de toda la
región del
Medio Atrato, robando toda la carga.
Al día siguiente, 26 de abril, los
paramilitares entraron en Puerto Conto, donde
establecieron una base. La guerrilla se encontraba
en la otra orilla del río Atrato, en el
pueblo de San Martín. Para entonces la
Defensoría del Pueblo colombiana visitó la zona y
emitió otra alerta advirtiendo de los riesgos de un
posible enfrentamiento entre los grupos ilegales.
Hasta el 2 de mayo no se practicaron iniciativas
estatales para responder a esta y la anterior
alerta.
Comienzo de los combates
El 1 de mayo,
aproximadamente a las seis de la mañana, se
iniciaron los combates en Vigía del Fuerte entre los
paramilitares y la guerrilla, concentrándose
posteriormente en Bellavista. Por ese motivo, los
habitantes comenzaron a refugiarse en la Iglesia, en
la casa cural y en la casa de las Misioneras
Agustinas. Durante los enfrentamientos, que
continuaron todo el día y parte de la noche, la
población albergada en los refugios ascendió a un
número aproximado de 500 personas.
Al día siguiente se reiniciaron los combates
temprano. Las FARC-EP mantenían su posición en el
Barrio Pueblo Nuevo, en la periferia norte del
casco urbano. Los paramilitares continuaban ubicados
alrededor del área central de Bellavista,
protegiéndose entre los edificios y,
particularmente, en el anillo de cemento situado
frente a la Iglesia, a la casa cural y a la casa de
las Misioneras. Otro grupo paramilitar se encontraba
en el patio que separa el colegio, la escuela y la
Iglesia.
A las 10:00 de la mañana, dos guerrilleros
instalaron un lanzador de pipetas en el patio de
cemento de una casa de Pueblo Nuevo, situada
a una distancia aproximada de 400 metros de la
Iglesia con el objetivo de provocar el repliegue
paramilitar hacia el sur. A las 10:30 horas,
aproximadamente, la primer pipeta cayó en una casa
civil ubicada aproximadamente a cincuenta metros de
la Iglesia, ocasionando daños materiales.
Seguidamente, una segunda pipeta cayó en el patio
trasero del puesto de salud sin estallar.
Aproximadamente a las 10:45 horas, la tercer
pipeta estalló al atravesar el techo de la iglesia e
impactar en el altar. La explosión causó entre 74 y
119 muertos y alrededor 98 heridos, un porcentaje
significativo de ellos menores de edad y todos ellos
civiles no combatientes. Como consecuencia los
supervivientes de la masacre escaparon del recinto
para internarse en el área rural unos o atravesando
el fuego cruzado con banderas blancas y
reivindicando su condición de población civil otros,
guiados por los sacerdotes. De esa manera lograron
acercarse a las embarcaciones, cruzar el río y
arribar a
Vigía del Fuerte.
Aún cayó una cuarta pipeta que no llegó a explotar
detrás de la casa de las Misioneras Agustinas, una
vez habían huido buena parte de los civiles
sobrevivientes.
El día después
En la mañana del día 3 de
mayo, las FARC-EP anunciaron haber retomado el
control de Bellavista y permitieron que una
comisión regresara a la localidad para evacuar a los
heridos, reconocer y enterrar a los muertos en un
lugar en las afueras de Bellavista pero
tuvieron que desistir al reiniciarse los combates.
Por fin entre los días 4 y 5 de mayo se
finalizó el entierro de los cadáveres, sin que se
pudiera proceder a su levantamiento oficial debido a
la ausencia de autoridades competentes.
Entre los días 2 y 3 de mayo, la casi totalidad de
los aproximadamente 1,000 habitantes de
Bellavista se refugió, cruzando el río, en
Vigía del Fuerte.
Responsabilidad
Como consecuencia de los
sucesos de Bellavista la Oficina en
Colombia del Alto Comisionado para los Derechos
Humanos procedió a investigar la posible
vulneración del Derecho Internacional Humanitario
para lo que llevó a cabo una labor de examen y
entrevistas sobre el terreno en los días posteriores
a la masacre, una vez se hubo estabilizado un mínimo
la situación en la zona con la llegada del ejército
nacional y el abandono de las FARC-EP de la zona.
Sus conclusiones señalaron la responsabilidad de los
actores en el conflicto de la siguiente manera:
-
El
principal responsable de la masacre fue sin
lugar a dudas el grupo guerrillero de las
FARC-EP que reconoció públicamente haber lanzado
la cilindro-bomba que causó la muerte violenta
de más de 70 civiles, heridas a más de 80
personas y la destrucción de bienes civiles.
Estas conductas constituirían un ataque
indiscriminado contra la población civil y
violarían especialmente los principios
humanitarios de distinción, limitación y
proporcionalidad, así como de inmunidad de la
población civil. Igualmente supondrían una
violación de la obligación de protección de los
bienes culturales y de lugares de culto.
Del mismo modo se las encontró responsables de
los múltiples y masivos desplazamientos que
generaron sus acciones.
-
También encontró responsables de los hechos a
los paramilitares de las AUC pues al participar
en operaciones bélicas en el seno del poblado
donde se apostaron, expusieron e incrementaron
el riesgo para la población civil ante los
peligros de las acciones militares violando los
principios de distinción y de inmunidad de la
población civil, lo que constituiría un ataque a
la población civil. Del mismo modo se les hace
responsables de haber incumplido la obligación
de protección de los bienes culturales y de
culto y a la prohibición de utilizar los bienes
protegidos en apoyo del esfuerzo militar y de
haber obligado al desplazamiento masivo de la
población civil de la región.
-
Aunque no se refiere directamente a la masacre
si no a sus consecuencias, también investigadas
por la Oficina de Naciones Unidas, se encontró a
las AUC responsables por su actuación y
presencia en los cascos urbanos de Bellavista y
Vigía del Fuerte, durante los días
posteriores al 2 de mayo y por las denuncias de
pillaje a la población civil que se efectuaron
ante los investigadores internacionales.
-
Por
la inacción del estado colombiano se
responsabilizó igualmente a este considerando
que había hecho dejación de funciones al no
ocuparse de prevenir (falta de respuesta a las
alarmas y de medidas para evitar los hechos),
proteger y garantizar la vida de los civiles
víctimas del conflicto.
La
Nación fue condenada a pagar una millonaria
indemnización por su responsabilidad en la masacre
cometida por las FARC en Bojayá, Chocó, en la que
fueron asesinadas 119 personas, en mayo de 2002.
El
Juzgado Primero Administrativo de Quibdó determinó
en dos sentencias, que el ministerio de Defensa,
a través del Ejército y la Policía, tiene que pagar
más de 1,552 millones de pesos a los familiares de
dos de las víctimas de la masacre de Bojayá.
De
acuerdo con el fallo, la Nación fue declarada
administrativamente responsable por la muerte de los
habitantes de Bojayá, por no haber protegido a la
población de ese municipio, a pesar de una alerta
temprana emitida por la Defensoría del Pueblo, el 24
de abril de 2002, ocho días antes de los hechos.
Epílogo
El
gobierno y el ejército colombianos se mostraron
disconformes con el informe y se manifestaron en
contra de la responsabilidad que les atribuyó la
investigación, en especial en lo referente a la
connivencia de los cuerpos de seguridad del estado
con grupos de autodefensa ilegales. Ello obligó a la
entonces Alta Comisionada de la ONU, Mary
Robinson, a intervenir en defensa de la
investigación y el trabajo de Anders Kompass.
Todo ello desembocó en el fin de la misión el 14
de junio de 2002 tras tres años en Colombia.
La
justicia militar y la Procuraduría, dejada a un lado
toda posible responsabilidad en lo referido al paso
y actuaciones francas por parte de la AUC, se
limitaron a investigar los responsables de los
hechos por parte de las FARC y a los militares del
ejército implicados “por omisión” en los hechos. El
general
Montoya
fue uno de ellos. Continuó su carrera, fue
ascendido y alcanzó el grado de comandante del
ejército,
aunque ha sido señalado por informes de inteligencia
estadounidenses de haber trabajado junto con las AUC
en la Operación Orión, de reconquista de la Comuna
13 de Medellín, en octubre de 2002. Por lo
que se refiere al teniente coronel Pulido Rojas
en 2004 fue responsabilizado de negligencia por
este caso y sancionado con una suspensión de 90 días
por la Procuraduría.
Freddy
Rendón, “El Alemán”, se desmovilizó en agosto de
2006, en el marco de polémicas negociaciones con el
gobierno de Álvaro Uribe. En el proceso judicial
consiguiente responsabilizó de la masacre al
sacerdote Antún, por haber reunido a los habitantes
en la iglesia y haber cerrado el portón.
En la
zona, tras los hechos de 2002 que destruyeron varios
de los inmuebles, unidos a las continuas
inundaciones que causaban grandes daños, se puso en
marcha un proyecto denominado "Reubicación con
dignidad" de la mano de la Agencia Presidencial para
la Acción Social por el cual a los supervivientes se
les hizo entrega de un nuevo poblado, Nuevo
Bellavista, al que fueron compelidos a mudarse
en septiembre de 2007. Construido a un
kilómetro del lugar original, fue inaugurado el
13 de octubre por el presidente Álvaro Uribe
acompañado de una delegación estadounidense
encabezada por el secretario de Comercio de ese
país, Carlos M. Gutiérrez.
Las
FARC continúan en la región. En los márgenes del río
Atrato existe un fuerte despliegue militar y de
fuerzas de seguridad del estado pero sus afluentes
siguen en manos de la guerrilla.
ENLACES:
http://www.fiscalia.gov.co/pag/divulga/Bol2004/abril/bol135.htm
http://www.fiscalia.gov.co/PAG/DIVULGA/noticias2006/
secantioquia/sabojayaJun07.htm
http://www.eurocolombia.org/descargas/b/crisis_2.pdf#search=%22oacnudh%20mayo%02002%20%22medio%20atrato%22%22
http://www.eurocolombia.org/descargas/b/crisis_2.pdf#search=%22oacnudh%20mayo%02002%20%22medio%20atrato%22%22
La autoría de estos hechos por parte de miembros de
las FARC-EP fue
reconocida públicamente por la guerrilla, como un
“error”. Comunicado del
Bloque José María Córdoba de las FARC-EP del 8 de
mayo de 2002 (publicado
en esta página web (http://www.farcep.org)
deshabilitada por el momento)
http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=605041
http://en.wikipedia.org/wiki/Mario_Montoya_Uribe#Operation_Orion
http://www.caracol.com.co/noticias/406509.asp
http://www.elcolombiano.com.co/BancoConocimiento/S/
si_es_necesario_hago_otra_orion/si_es_necesario_hago_otra_orion.asp
http://www.procuraduria.gov.co/html/noticias_2004/noticias_382.htm
http://www.eltiempo.com/justicia/juicio_paras/notasquehansalido/ARTICULOWEB-NOTA_INTERIOR-3633169.html
http://www.accionsocial.gov.co/contenido/contenido.aspx?catID=127&conID=2056 |
Fecha: 2 de Mayo de 2002
Lugar : Sector Bellavista del
Municipio Bojayá, Chocó, Colombia
Resultado: De 74 a 119 muertos,
alrededor de 98 heridos, miles de
desplazados y destrucción parcial del
Municipio.
Autores del Crimen: FARC-EP en guerra
contra las AUC.
FARC Bloque Élmer Cárdenas,
Frente 58.
Algunos califican a la FARC-EP o simplente
FARC, y a AUC como
BELIGERANTE cuando en realidad son
grupos terroristas y criminales, calificado
por la opinión pública y organismos
internacionales. Es meritorio
evaluar quienes les llaman Beligerante,
como lo fue el dictador de Venezuela, Hugo
Chávez Frías, el régimen de dictadura de
Cuba y Fidel Castro y otros violentos y
agresivos.
Vea Importante
Comentario |
26 de Junio de 2002
Ante un
fiscal de la Unidad de Derechos Humanos de la
Fiscalía, José Américo Asprilla aceptó ser
miembro de las Farc, responsable del feroz ataque a
la población chocoana y aceptó que participó en el
ataque a los civiles.
Las primeras indagaciones de la comisión que
investiga los hechos los llevó a responsabilizar a
Juberman Sánchez Arroyave, conocido como el
Manteco , jefe del frente 58 de las Farc.
La Fiscalía libró orden de captura en su contra.
Vea
www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1372932
El
Presidente Álvaro Uribe inició
negociaciones para la desmovilización de los
grupos de Autodefensa a la que se acogió
Freddy Rendón, al mando del contingente AUC
el día de la masacre de Bojayá. También bajo
su mandato se finalizaron las obras de Nuevo
Bellavista |
28
de abril de 2012
Las víctimas
aseguran que no los han reparado y que los grupos
armados siguen en su territorio
guerrilleros de los frentes 5, 34 y 57 de las
Farc lanzaron una pipeta contra el templo católico
de la población, buscando acabar con los hombres del
bloque Élmer Cárdenas de las Autodefensas
Unidas de Colombia (Auc) con los que
combatían.
En
palabras del representante de las comunidades
indígenas de Bojayá, Jaime Martínez, el
terror se le metió al alma a la gente y “por más que
lo hemos intentado, por más cursos y actividades que
hemos hecho, no hemos podido sacárselo, y eso que
ellos dicen que quieren deshacerse de él. Quieren
pero no pueden”.
A la cifra de víctimas habría que agregarle los que
se murieron de miedo.
Los
condenados por la masacre de Bojayá
Cerca de 15 guerrilleros han sido condenados por la
masacre de Bojayá (Chocó), ocurrida el 2 de mayo de
2002, entre ellos Oberto Peña , alias El Mambo;
Manuel Aurelio Cuesta Mosquera, alias Chombo;
Wenceslado Girón Córdoba, alias Mano de Oro; Wilmar
Asprilla, alias Polocho, y José Antonio Rodríguez
Torres, alias Pájaro, quienes fueron sentenciados a
36 años de prisión. Otro de los procesados por este
caso es el venezolano Ultimio Ramón Perea Montoya,
alias Barbacha, quien fue condenado a 18 años de
cárcel después de acogerse al beneficio de sentencia
anticipada. Además, sobre Jhover Man Sánchez
Arroyave, alias El Manteco, pesa una orden de
captura. A esto habría que agregarle que a mediados
del año pasado la justicia condenó al Estado
colombiano a pagar $1,552 millones a los familiares
de dos de las víctimas de ese fatídico día. Un juez
del Chocó lo encontró responsable del hecho debido a
que no atendió a las alertas tempranas que le decían
que la masacre se iba a producir.
Ver:
www.elespectador.com/impreso/nacional/articulo-342400-una-decada-perdida-bojaya
COMENTARIO:
Tres son los culpables de de esta masacre, primero
la FARC por no importarle en lo más mínimo matar
gente inocente; Segundo las
AUC
por utilizar la población civil como escudo humano,
ubicándose en un poblado en vez de un lugar no
poblado; Tercero y no menos culpable, lo es el gobierno de Colombia
y sus comandantes en jefe Militares, que tampoco
tomó consideración de la población Civil. Veo
como tratar de sanar la conciencia cualquier ayuda o
investigación luego de la muerte y no antes.
IMPORTANTE: En las próximas elecciones, sino sabes
por quién votar, por lo menos debes saber ya por
quién no votar.
VEA
Capturado uno de
los Asesinos de la Masacre de Boyajá
(10-junio-2009)
|