Barranquilla, Colombia, 4
de octubre de 2019
Por: Víctor de los Santos Alemañy
La Biblia tiene una variedad de temas y
un tema central, pero en esta ocasión
llamo la atención en lo que claramente
es un REPORTAJE DE PRENSA. Aunque no
explícitamente expresado como tal, pero
los hechos demuestran que se informó al
público en general la acusación y
condena a un hombre importante de la
época, esto fue al rey David. Los cargos
en su contra fueron: adulterio, abuso de
poder, encubrimiento y asesinato.
El periodista, o mejor dicho en términos
bíblicos, el profeta o atalaya, por el
cual salió a la luz pública todo, fue un
hombre llamado Natán (2 Samuel capítulo
12). Los autores de la redacción de la
noticia se anuncian en 1 Crónicas 29:29,
que dice: "Y los hechos del rey
David, primeros y postreros, están
escritos en el libro de las crónicas de
Samuel vidente, en las crónicas del
profeta Natán, y en las crónicas de Gad
vidente".
Esta noticia lleva 3009
años vigente, y todavía la gente lo lee.
Dato interesante es que Natán era amigo
del rey David, pero el juez fue Dios
mismo. La fecha de los hechos delictivos
fue aproximadamente en el año 990 a.C.,
o sea, han pasado 3009 años. La edad del
acusado era de 44 años, y llevaba en el
poder unos 14 años. Por tanto, esta
noticia es de carácter público y unas de
pocas que lleva tanto tiempo y la gente
lo sigue leyendo.
La sentencia fue la siguiente: Destrucción de su
hogar, pleitos, contiendas y guerra,
violaciones sexuales de las mujeres de
su familia en casa, y destierro temporal
del reino y hambre.
Su liberación fue luego de duros años de pesar, y
por su arrepentimiento, humillación
sincera, fue restaurado y murió en buena
vejez.
¿Qué se aprende de esta historia, de este
reportaje escrito? Ciertamente que las
personas de integridad no se venden con
el amiguismo para ser cómplice de un
delito, que todavía existen reporteros
serios y objetivos. Que nadie está
exento de que todo lo que hace oculto
saldrá a la luz, será publicado.
Aprendemos que los soberbios se hunden
en su propia maldad, que solo alcanzan
perdón los que pagan el precio de la
humillación y las consecuencias.
Termino con esto, los que escapan con una
supuesta total impunidad, ¿será verdad
que no pagan las consecuencias?
Ciertamente todos pagamos las
consecuencias de nuestros actos, sea de
inmediato o con la angustia de que un
día le llegará la justicia. La
diferencia está en lo que aprendemos y
crecemos, o los que son torpes y
persisten.